Berlín: la complejidad del ser humano

Saludos, me alegro de estar de vuelta al fin. Sé que ha pasado mucho tiempo, casi un mes que parece que haya sido un año entero.

Así, con las pilas cargadas y unas ganas que nunca había tenido, regreso felicitándoos un 2019 que espero haya comenzado de manera excelente. Este último deseo en mi caso es real, porque tuve la fortuna de asistir el día 19 de este mes a un auténtico conciertazo en la Sala Babel de Alicante. En él, vi la presentación del disco de un grupo del que he venido a hablaros hoy.

Me refiero nada más y nada menos que a un histórico y referente del panorama metalero español: Hamlet.

La banda madrileña, que ha hecho suyos una gran cantidad de estilos, siendo los más importantes el groove metal, nu metal y metal alternativo; regresa a la escena con un nuevo álbum cargado de ganas y energía (uno de los más completos en mi opinión). Este recibe el nombre de Berlín (noviembre de 2018) y cuenta con un total de once temazos, aunque hoy solo hablaremos de uno, de su primer single: No sé decir adiós:

Fui, lejos de mí Cerca de ti Sin apreciar lo que sufrí Inexistente voluntad Fui miedo y valor pena y dolor todo en su inmensa dimensión luces y sombras por igual Sé parte de ti nada de mi en aparente soledad cerca de atar la eternidad Soy mi decepción contradicción eso es en lo que convertí toda esperanza de salir Muéstrame tu perdición después convénceme tal vez sedúceme No sé decir adiós
Voy rumbo a un lugar donde no hay sol donde el deseo es la traición lágrimas de infidelidad Estén con quien estén solo estoy yo sellando toda conexión Sabes que no te dejará ¡No! Vuelve, despiértame y muéstrame tu perdición después convénceme tal vez sedúceme yo no sé decir adiós no sé decir adiós no sé Me olvidé de sentir destroné mi ambición Perdoné mi fervor ¡Siervo! ¡Muerto! ¡Se cae! ¡Solo!

El single comienza con un riff de guitarra con distorsión electrónica (recurso muy utilizado en el álbum) que queda maravillosamente. A continuación, llegan unos punteos que nos avisan de la llegada de un tema que tiene ciertos tintes de nostalgia o tristeza, pese al matiz de sensaciones que en él aparecen.

La magia está en el tratamiento vocal e instrumental que hacen dentro de la canción. La voz de J. Molly comienza de manera lenta para, junto con el instrumental, ir creciendo en potencia y acabar en un estribillo arrollador, fuerte y brutal en el que los guturales y sonidos oscuros te dejan en éxtasis.

En cuanto al tema de la canción, parece ser que nos encontramos con alguien reflexivo, pensando en su pasado, un pasado lleno de errores de los que solo ahora, cuando ya no puede arreglar nada, se da cuenta. Este ser, de una gran complejidad mental con contrastes de luces y sombras, parece arrepentido y nos cuenta que no podemos caer en sus mismos fallos, ya que él se encuentra ahora en un lugar donde habita la soledad, la maldad y la ambición.

El pasado hace de arma afilada, un hacha de la cual no puede (o no quiere) escapar, a la que no puede decir adiós y, es por eso que, al final de la canción, se nombra a alguien esclavizado y solitario que cae sin tener a nadie que le pueda levantar.

No sé si este será el resumen más adecuado de la canción pero, es lo que a mi (personalmente) me transmite. Este single se encuadra dentro de un disco que es de los más complejos que he podido escuchar. Es por ello que se hace duro el poder definir un tema de una manera clara y concisa.Debido a esto, quisiera dar mi más sincera enhorabuena al grupo que, pese a contar con más de 30 años en esta carrera, nos ha demostrado una vez más su capacidad de renovación y de reivindicación dentro del panorama del metal. Sois enormes y os admiro por vuestro gran esfuerzo.

Espero que hayáis disfrutado de esta entrada y nunca olvidéis: HAIL TO THE ROCK!





Escrito por: Javier Villena Esclapez.

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